En todas las tradiciones el sonido se ha usado como un medio poderoso para evocar una respuesta curativa.
La Consciencia vibra a través de todas las formas del mundo material.
Todo cuanto existe en el Universo es vibración. El Universo es vibración. El cuerpo humano es vibración. El sonido es vibración. Y la vibración es energía.
Todo posee una frecuencia vibratoria (número de vibraciones de un sonido por segundo): los objetos, los árboles, los animales, las personas, los órganos, los huesos, los tejidos,…. Cada cosa incorpora su propia frecuencia.
La Naturaleza nos está hablando constantemente a través de sonidos. El aire susurra, el viento silba, el fuego chispea, el trueno retumba, las abejas zumban, los pájaros cantan, los gatos maúllan, los perros ladran, los grillos chirrían, las ranas croan,… Todas las cosas emiten sus sonidos, pero no todos los sonidos son percibidos por el oído humano.
El sonido percibido por el ser humano está comprendido entre el rango de audición de 20 y 20.000 Hz. Por debajo de este rango tenemos los infrasonidos y por encima los ultrasonidos.
Vivimos sumergidos en una atmósfera llena de sonidos, en la que siempre existe un murmullo general. Ese mundo sonoro vive con nosotros, al igual que el murmullo de nuestros pensamientos.
Escuchar todos los sonidos del entorno de forma consciente es una práctica altamente curativa.
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Los sonidos se pueden utilizar como un medio terapéutico, tanto los emitidos como los escuchados.
Si escuchar música o algún sonido te evoca una sensación de bienestar, eso quiere decir que tu cuerpo está produciendo endorfinas, las cuales tienen efectos inmunoreguladores. Las endorfinas estimulan tu sistema inmunitario y sincronizan tus ritmos biológicos.
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Extracto del libro "EL ARTE DE SANAR Reiki Heiwa to Ai®" (Volumen VI)