La intención que sana se corresponde con el propósito de hacer el bien, con la voluntad de querer sanar.
Al unir la atención con la intención se genera la tercera fuerza, el movimiento que lleva a la sanación.
La intención de sanar la puedes utilizar en cualquier momento y en todas partes, por ejemplo:
• Mientras estás acostado boca arriba en la cama, puedes tratar tu espalda utilizando la intención. Coloca tus manos encima de tu vientre e imagina un flujo de energía sanadora saliendo de tus manos, atravesando el vientre y yendo a tu espalda. Siente tu espalda como si tuvieses una bolsa de agua caliente. Si lo haces con sinceridad, todo lo que imagines lo sentirás como si fuese real.
• Mientras estás en la sala de espera de un centro sanitario, puedes utilizar la intención para aliviar a alguien que sufre. Céntrate en esa persona (no hace falta que la mires) y envíale tu amor compasivo. Imagínatela completamente sana y feliz.
• Mientras hablas por teléfono puedes utilizar tu intención sanadora. Escucha a esa persona con atención y considérala como tu todo. Envíale luz a través de la línea de teléfono y de las ondas de telefonía. Imagínatela completamente sana y feliz.
• Mientras ves la televisión, si observas que alguien no lo está pasando bien, utiliza tu intención sanadora. Envíale luz e imagínate a esa persona completamente sana y feliz.
• También puedes utilizar la intención sanadora mientras recibes un tratamiento que tiene fuertes efectos secundarios. En este caso, no te centres en el daño colateral que te pueda hacer el tratamiento, limítate a....
Extracto del libro "EL ARTE DE SANAR Reiki Heiwa to Ai®" (Volumen V)