Ponte de pie, erguido y relajado, con los pies colocados a la anchura de los hombros. Los brazos rectos hacia abajo con las manos enfrentadas delante, formando ángulo recto con los antebrazos. Inhala por la nariz lenta y suavemente, y levanta los brazos hacia arriba, hasta que las palmas (en la misma posición de antes) queden hacia el cielo. Echa la cabeza un poco hacia atrás y mira las manos. Retén el aliento durante 2 ó 3 segundos y ponte de puntillas para hacer el gesto de empujar el cielo con las manos. Exhala por la nariz lenta y suavemente, baja los brazos por los laterales a la vez que vuelves a posar la planta entera de los pies en el suelo y la cabeza vuelve a quedar erguida mirando al frente. Repite este ejercicio entre 10 y 20 veces. Cada vez que empujes las palmas hacia el cielo siente cómo se estira la espalda. Y cada vez que bajes los brazos siente cómo baja el flujo de energía por todo tu cuerpo. Si empujas el Cielo visualizando una cascada de luz chispeante se fortalecerá tu cuerpo y se potenciará tu mente. Un río de energía recorrerá el meridiano del corazón y el espíritu se aquietará ubicándose en su morada. Este es uno de los mejores ejercicios de Chi Kung. Si lo practicas durante 10 minutos cada mañana sin falta, durante tres meses, comprenderás por qué este ejercicio es uno de los mejores de Chi Kung.
Del libro "EL ARTE DE SANAR Reiki Heiwa to Ai®" (Volumen IV)
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